domingo, 20 de enero de 2019

Si seguimos siendo un "Yo" nunca seremos un "Nosotros"

Recuerdo que día, como diseñador gráfico me tocó realizar un grupo afiches para una actividad de la Iglesia para los jóvenes (dígase Pastoral Juvenil). Quería hacer algo con un estilo urbano, callejero, street o como quieras llamarle. También, decidí que sea algo variable, no una sola pieza publicitaria única para toda la actividad. Más bien, quería  hacer algo que sea relativamente nuevo... que cada vez que los vean, quieran detenerse a miralo porque no saben cual es el personaje que poseerá cada Afiche hasta que lo observen detenidamente. En total se hicieron 17 afiches de la misma línea gráfica. Lo cual, es mucho para una campaña.

Para eso, le escribí a unos hermanos en fe que fueran de diferentes connotaciones físicas. Altos, pequeños, cabello riso, cabello crespo, rubios, castaños, piel oscura, caucásicos y piel clara; tanto mujeres como hombres. A los que asistieron un grupito de los convocados (tu sabes "muchos los llamados y pocos los recogidos") les di un personaje que emular, y que al mismo tiempo represente la pluralidad de las personas a quienes estaba dirigida la actividad. Todos vestidos de sus personajes hicieron un excelente trabajo de modelos y maniquíes. Pese a todo, en un momento llegaron algunos a comentar "ese no es mi estilo". Lo cual, me puso a meditar un poco, porque es cierto. Cada uno tiene una forma de ser que podría sacarle provecho y plasmarlo en la foto. Pero tuve que reaccionar y recordar lo que estaba haciendo, y por  eso les respondí que (lo digo parafraseando) para una fotografía el  estilo que ellos querían tener estaba bien, pero que en este caso, ellos no son ellos... ellos están emulando a un personaje, están actuando.



Esto, aunque tuve que meditarlo por algunas horas durante mis momentos libres (porque cuando tengo algún tema que me causa lucha interna no lo suelo soltar hasta llegar al menos a un tanteo de respuesta temporal o una idea general que me responda la duda satisfactoriamente) y parte de lo que llegué a tener que entender  es que personaje y personalidad son una persona en diferentes expresiones, pero no son lo mismo. Empezandos por la persona, que puede decirse que es el conjunto de características únicas e inclinaciones colectiva que posee una persona (no podemos negarlo, hay cosas que las hacemos y nos gustan por/para los demás) y que tiene autonomía propia con voluntad, inteligencia y razón. Ya la diferencia entre pesonaje y personalidad, sería que una personalidad lo tiene el autor de esas cualidades y un personaje vendría siendo un grupo de cualidades expresadas por alguien que no es el autor o dueño de esa personalidad, incluso si su personalidad real es todo lo contrario. Esto logra que otros también puedan reproducir a ese personaje.  Por eso, podemos decir que hay diferencias. Aunque las inclinaciones de preferir "ser nosotros mismos" (el no hacer papeles de personajes, sino expresar nuestra propia personalidad) es normal, común y es de humanos.


Aquí entramos en la 5ta y última parte de la reflexión de esta anécdota. "Salir de uno mismo", es posible que no sea la primera vez que hayas escuchado o leído esa frase. La conozcas o no, esa frase se convierte en un llamado general y contundente para los que no logran sentir empatía por otros; los que no entiende el por qué de las acciones de los demás; los que desean mejorar y crecer y ya no encuentran como explotar mucho más su personalidad, sino que sienten un estancamiento. Porque "salir de uno mismo," termina siendo un reto, un deber pesado y para algunos hasta una misión imposible. Donde se encuentran tan arraigados a su personalidad, que tiene atrofiados "los músculos del cambio", del "renovarse" y del "experimentar". No es un llamado a ser polifaséticos. Más bien, es un llamado a vivir en la carne del rico para saber cuales son sus preocupaciones y sus carencias; y vivir en la piel del pobre para saber cuales son sus riquezas y el por qué a la mayoría de ellos les gusta el compartir con tanta apertura y humildad. "Salir de uno mismo" se transforma es un llamado al "equilibrio" al "experimentar para poder discernir y echo esto, tomar decisiones". Porque no puedes decir si te gusta el 'pan de fruta' si nunca lo has probado, o si no sales de tus gustos y por primera vez usas tu dinero para comprar lo que no conoces para luego poder decir: "me gusta" o "no me gusta".


Dicho esto, salgamos de nosotros, al menos una vez al mes. Hagamos algunas cosas como las haría alguien más y aunque no podamos lograr ponernos al 100% en sus zapatos, pero al menos generaremos en nuestras palabras un toque de empatía y de "te entiendo" o de un "sé como se siente" porque será real y puro, gracias a que ciertamente hemos logrado salir de nosotros para entrar en el dolor, en las angustias, en las iras, en las alegrías, en la felicidad y/o en las fiestas del otro.

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