
¿Viviremos para contarlo? Sea lo que sea que ocurra, en fe y acción siempre viviremos, no moriremos. Más cambios se generarán, así como los cambios que muchos estamos experimentando, los cambios que otros están sintiendo, incluso si no lo quieren reconocer al inicio, al pasar de los días lo verán, lo entenderán y lo aceptarán.
Como los que extrañamos montar bicicleta con libertad; extrañamos salir a caminar; a vivir las celebraciones litúrgicas del día; a compartir con seres queridos; las salidas a eventos; el salir a tirarse fotos en lugares famosos o naturales; el ir a la Iglesia a comulgar; extrañaremos el salir a comprar empanadas en la esquina; el ver a tus compañeros de estudio y del trabajo; el vivir nuestro derecho a la libertad; extrañaremos el salir con la pareja a lugares concurridos o simplemente ir al parque a conversar de algo serio que nos pasa; el ir apretaditos en el metro, carro de concho o en la guagua; el grabar videos locos en los lugares publicos con tus amigos; el salir al próximo viacrucis o cualquier otra expresión de fe publica que haga nuestra congregación; extrañaremos un vacilón; la bulla del colmado hasta altas horas de la noche; el típico pero elegante apretón de manos; el beso en la mejilla; un abrazo; un juego de mano; extrañaremos ir al teatro, al festival o al cine; extrañaremos ir a un mall a tirarnos fotos y a no saber que comer de tantas opciones; a jugar Playstation en grupo; a juntarse para grabar un video para youtube; incluso extrañaremos el salir a jugar pokemon Go!; extrañaremos la juntadera en la casa de los amigos, en especial en aquella casa que hasta sus padres se integraban en el coro y se hacía el tremendo serrucho para comer algo nuevo ese día; extrañaremos el comer un Wendy's; el invitar amistades a comer helado; el tomar cursos o talleres en las plazas; incluso extrañaremos las clases presenciales del inglés por inmersión; extrañaremos el compartir un chocolate; a esos familiares que creías que eran cercanos, pero hoy te diste cuenta que ni siquiera puedes visitar con libertad.
No tan solo extrañaremos, sino que también valoraremos. Valoraremos mucho más la salud de los enfermos, que deben de mantener distancia para no contagiar, su delicadeza de decisiones porque puede perjudicarles a ellos o a otros; valoraremos el estado de los vagabundo, personas que intentan acercarse a otros, pero desde antes de la pandemia, ya muchos no les quería cerca; valoraremos mucho más a los presos, que más que 40 días, pasan años en el mismo ambiente, y aun acabe todo esto, no podrán salir a pura voluntad, especialmente aquellos que son inocentes y les inculpan injustamente; valoraremos mucho más a esos vendedores ambulantes, que son denigrados por vender sin un local o sin poder bañarse muy bien, y hoy lloran porque no tienen personas a quienes venderles; valoraremos mucho más aquellos que viven en hogares pauperrimos y cuando les llaman a quedarse en sus casas, solo ven miseria y pobreza inhumana en un lugar que es un intentos de 4 cuatro paredes.
Pero lo interno viene ahora. Aun valorando más, seguiremos extrañando. Y lo que en verdad extrañaremos, será a esas personas que creíamos que eran casi de la misma sangre, pero la distancia les desangró, nos sacó de sus sistemas y ya solo nos acomoda el silencio. Esas personas que por falta de un rato con vivencias no hay nada más profundo que el curarse de los sucedido, pero "el cómo nos sentimos" ... ni mierda quiere saber de eso. Extrañaremos muchisimo más a esas personas que siempre buscamos, y ahora con todo el tiempo del mundo, ya no tienen tiempo para lo que no ven. Porque así como han perdido la fe y la amistad con Jesucristo, así mismo dejan ir su cariño y estima de la gente que no ve en su día a día. Incluso si nuestra voz nunca se apagó.
Pero aun encima de eso, viviremos, no moriremos... viviremos las nuevas amistades que el silencio nos dió. Los lazos que resucitaron por el tener un tema en común, como esta situación. Demostrando que no era desprecio, solo era falta de no buscar algun tema en común que tratar.
Viviremos a aquellos que ahora sabemos que para ellos siempre fuimos importantes, y que en este momento de pánico, les preocupó que pudieramos desaparecer para siempre, y con humildad nos buscaron deseando saber que por encima de todo eso, estabamos bien.
Viviremos esos familiares a los que nunca le habiamos dedicado tanto tiempo. Esa realidad que no queriamos ver de que es posible convivir con ese grupo de personas que siempre se decía en voz despectiva: "mi familia".
Viviremos todo lo que desperdiciamos antes y en momentos desesperados reencontramos su verdadero valor.
Viviremos ese nuevo "YO", que ahora intenta ser más humilde, más cercano, más atento a los debiles y necesitados, más amable con los envejecientes , menos apresurado y más atento al presente.
Viviremos el atrevimiento con esperanza: "Disfrutando lo que la vida te da y ya te ha dado, más que buscar más sin haberte detenido a disfrutarlo".
Viviremos y no moriremos. Incluso los que han muerto han dejado más vida, porque nos han dejado lecciones sobre lo que significa estar vivos y enfrentar crisis... y todo lo que nos ayude a mejorar como personas, lo que nos hace más moral y abierto a la vida, nos hará duplicar nuestro concepto de vida y viviremos el doble.
Porque SOMOS sociedad y no individuo, extrañemos, vivamos y no nos dejemos matar por lo que nos intenta dar más vida. Aprende y enseña.
